El sector de la construcción es ampliamente reconocido por llevar adelante actividades con ciertos rasgos de improductividad, ineficiencia e informalidad. Supuestamente, estas características son derivadas del trabajo artesanal durante la etapa de ejecución de las obras. También ocurre durante el diseño y planificación, debido a la marcada singularidad de cada proyecto. La profesionalización de la organización es clave para las empresas.
La adaptación de la filosofía LEAN a nuestro rubro LEAN Construction, fue desarrollada hace más de dos décadas. En la actualidad, gracias a su implementación es posible un enfoque general y moderno para el análisis de las actividades, incluyendo no solo diseño y ejecución de las obras, sino también los procesos de soporte y a las organizaciones que los ejecutan, para de esa manera lograr un mejor rendimiento de los recursos puestos en juego.
Al igual que un proyecto necesita ser diseñado y planificado, la estructura empresarial y el negocio de la construcción también requieren de estrategias profesionales y personal especializado para la gestión de sus actividades.
En la mayoría de los casos, en la etapa inicial de una empresa, los procesos son desarrollados a partir de la intuición, de la improvisación o simplemente mediante mecanismos de prueba y error.
A medida que el negocio proyecta su crecimiento, será necesario encarar un proceso de mejora continua que permita un desarrollo sostenible del negocio global. De esta manera será inevitable ir mejorando aspectos fundamentales como calidad y eficiencia de todas las actividades administrativas que lleva adelante la organización. Quizá este sea el punto más importante ya que constituye una bisagra en el desarrollo de una empresa.
El futuro de una pyme depende de llevar adelante buenas prácticas de gestión.
La dirección
La necesidad de un cambio es detectada por los responsables de la empresa cuando cada día les resulta agotador. Cuando los problemas se repiten sistemáticamente y cada uno siente que si las decisiones no pasan a través de ellos, nada se hace como corresponde. Consideran que su compromiso será tomado como ejemplo por el resto de la organización.
Es por esto que, en primera medida, los aspectos fundamentales a mejorar son la comunicación institucional y el manejo de la información. También son importantes la visión estratégica para los procesos de toma de decisión, la planificación de la producción, las ventas y los aspectos legales y normativos. El objetivo de un plan de profesionalización es acompañar a la empresa en su crecimiento, y no solamente mantener en el futuro la estructura lograda hasta la actualidad.
Por lo general, las áreas que requieren mejorar el desempeño son aquellas que los directivos no manejan personalmente por falta de conocimiento y herramientas, o aquellas en las que simplemente no pueden asumir un liderazgo por falta de tiempo.
El conocimiento y la experiencia acumulada deberán convertirse en un activo de la empresa y no en capitales individuales de las personas que en ella se desempeñan. Una transferencia ordenada y a tiempo, favorece la posibilidad de aplicar mejoras, de ser sostenible en el tiempo como organización y de hacer crecer el capital humano, su recurso más importante. Será vital entonces el compromiso de los directivos para poder generar un ambiente laboral donde el conocimiento y el compromiso sean valorados, abandonando las arbitrariedades personales y haciendo foco en información objetiva –factibilidades, evaluación y sistematización de registros y datos – para llevar adelante los procesos de toma de decisión.
La actividad más importante de un dueño, en una empresa profesionalizada, debería ser pensar estratégicamente en vez de la ejecución.
Los procesos

La sustentabilidad de una empresa depende de una base operacional sólida y para ello es primordial establecer y estandarizar procesos. Los procesos son la base operativa estructural y permiten independizar la manera de hacer las cosas y los resultados previstos del responsable a cargo de la tarea. La optimización de los procesos y su adecuada documentación, permite recorrer el ciclo de mejora continua en el futuro evitando perder tiempo y esfuerzo en resolver inconvenientes similares varias veces.
La cultura profesional se basa en promover actitudes laborales que identifiquen los beneficios de la planificación frente a la improvisación, el pensamiento racional en lugar del impulsivo, el compromiso frente al cumplimiento de objetivos y el crecimiento por sobre la supervivencia.
Asignar recursos para la implementación de buenas prácticas en los procesos de gestión no solo se trata de contar con la gente correcta, sino que cada uno de ellos debe poder disponer también con los instrumentos adecuados y las reglas claras para realizar su trabajo. No es exclusivamente necesario realizar inversiones monetarias, sino que inicialmente es cuestión de actualizar activos intangibles como el organigrama, registros, procedimientos, evaluaciones, etc. Eventualmente en el futuro se podrán incorporar algunos activos físicos según las necesidades detectadas, como por ejemplo: tecnología, infraestructura, herramientas, etc.
La estabilización en forma homogénea de los procesos de todas las áreas operativas, permite una mayor integración y mejores rendimientos en los flujos de valor clave de cada empresa.
El capital humano
Organizar el capital humano de la empresa es fundamental para este proceso. Las áreas clave del negocio deberán estar a cargo de profesionales con conocimientos especializados, preparación académica y actitud responsable. No solo la incorporación de nuevo personal es suficiente, sino que es sumamente importante acompañar los procesos de profesionalización con una capacitación constante del personal actual. La capacidad de delegación por parte de los directores en esta etapa en crucial. Esto también es un proceso que requiere de aprendizaje.

Se debe tener cuidado al incorporar nuevo personal, ya que si se realiza en base a urgencias puede resultar contraproducente. Las contrataciones siempre deben efectuarse en función de una planificación. La visión de asesores externos puede colaborar e impulsar este paso luego de una evaluación externa de necesidades y perfiles de puesto.
La resistencia al cambio
Si bien el hecho de intentar cambiar el rumbo de las cosas requiere de un gran esfuerzo, es aún más evidente cuando se relaciona con cuestiones humanas como lo cultural y lo actitudinal. Dentro de esos entornos es donde se evidencia la mayor resistencia al cambio.
A la voluntad inicial del cambio que suele impulsar estos procesos de profesionalización, hace falta una continuidad para que los procedimientos se consoliden y puedan desarrollarse realmente los ciclos de mejora continua. Sostener y acompañar el proceso puede ser una tarea más demandante todavía. Las reuniones periódicas, los eventos de capacitación y talleres, el trabajo colaborativo y transparente entre participantes y el acompañamiento de profesionales consultores son algunas de las herramientas básicas para lograr día a día una organización más estable y eficiente.
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